Si no has encontrado ejemplos de pensamientos negativos en la lista anterior, aquí tienes otras cosas negativas de la vida sobre las que podrías estar reflexionando.
Nombrarlo con distancia: en lugar de decir “soy un fracaso”, decir “estoy teniendo el pensamiento de que soy un fracaso”.
Elegir una pequeña acción. Algo que se pueda hacer aunque el pensamiento siga ahí y diga lo contrario. Recordar que mis pensamientos no me definen sino que yo elijo actuar según lo que me importa es un cambio de mirada, es correrse de esta strategy de que el pensamiento es la realidad.
Experiencias pasadas: Situaciones traumáticas o fracasos previos pueden generar desconfianza hacia el futuro.
Ridiculizarlo: repetirlo en voz alta con una voz graciosa o cantarlo como una canción absurda. Esto debilita su poder sobre ti.
Lo que se instala con eso es una distancia del pensamiento: yo estoy teniendo el pensamiento de tal cosa, no es soy get more info tal cosa.
Es crucial aprender a reconocerlas para comenzar a desarticularlas, como si se tirara de un hilo para deshacer un nudo interno.
Al reconocer estos factores personales, puedes trabajar activamente para cambiarlos y fomentar una mentalidad más saludable.
Cuando no tienes a nadie en tu vida, parece como si todo el mundo estuviera enamorado menos tú. Todos los días piensas en la falta de amor en tu vida, y tus pensamientos te hacen sentir desesperado y solo.
Si es posible, debes negarte a comunicarte con quienes están atrapados en el papel de víctima o se autoafirman a tu costa.
Estos elementos pueden crear un ambiente propenso al negativismo, dificultando la adopción de pensamientos positivos.
Por fortuna, existen una serie de estrategias para evitar que los pensamientos negativos tomen el control de nuestra mente y, consecuentemente, de nuestra conducta. Veamos algunos de ellos.
La concienciación es el primer paso hacia el cambio. Por eso es tan importante el ejercicio de la goma elástica. Te despierta del sueño negativo que te has estado creando.
La vida nos presenta retos, tareas difíciles e incluso nuevas oportunidades que nos parecen desalentadoras. Incluso cuando deseamos algo desesperadamente, nuestros miedos e inseguridades interiores nos susurran al oído, diciéndonos que somos incapaces o que no tenemos la fuerza suficiente para hacer lo que hay que hacer.